Hablante A

¿Quién no ha ido al supermercado a coger un producto fresco envasado y ha escogido el que tenía la fecha de caducidad más tardía? ¿Y qué hacen los supermercados con los productos que el consumidor nunca va a escoger? Simplemente tiran toneladas de comida antes de que llegue la fecha de caducidad. Por eso, el problema del desperdicio de comida concierne tanto a los productores y las cadenas de supermercados como a nosotros mismos, los clientes. Los productos caducados son clasificados y luego destruidos con lejía para que nadie pueda beneficiarse. Una lástima. También se desechan frutas y verduras por no tener el aspecto “perfecto” o el color “correcto” para ser vendidas. Por otro lado, está muy de moda en Europa que la gente, sin ser pobre, acuda a los contenedores de los supermercados para recoger todo aquello que se desecha, porque considera que es ético con el medio ambiente no desperdiciar toneladas de comida que se pueden comer sin problema. ¿Por qué en España no hay luz verde para este tipo de acciones?

Hablante B

Bueno, parece que lo de poner multas por recoger comida de los contenedores de basura, de momento, no se hace efectivo, al menos desde la experiencia que tengo con nuestro colectivo Comida Basura. Desde que salimos a hurgar en los contenedores para reciclar alimentos nunca nos han multado, aunque he oído que por ensuciar la vía pública el Ayuntamiento de Madrid nos puede cobrar hasta 750 euros. Pero repito: lo de imponer multas es letra muerta. Son mucho peores las trabas e impedimentos de las grandes superficies para que no puedas acceder a sus excedentes, ya que últimamente los contenedores se cierran con candados. O para evitar que los ciudadanos aprovechen la basura, los desechos se rocían con productos químicos. Sin embargo, ya estamos consiguiendo que pequeñas y medianas superficies donen sus excedentes para las comidas populares que organizamos.

Hablante C

Las reivindicaciones del derecho a vivir de la basura parecen una broma. Es increíble que algunos llamen a ignorar la fecha de caducidad. Los productos caducados no deben ingerirse en ningún caso, pues su consumo puede causar problemas sanitarios. Si, por ejemplo, comemos un filete de pollo justo el día de la fecha de caducidad, seguramente no nos pondremos malos, pero después de esa fecha sí que es muy probable que enfermemos, puesto que el crecimiento bacteriano ya habrá alcanzado un nivel muy alto. Otra cosa es la fecha de consumo preferente. Una vez superada, significa que el producto solo ha perdido parte de sus cualidades, pero su ingesta no tiene ningún efecto sanitario negativo. Así que, señores, no digan tonterías acerca de los productos caducados y aprendan a diferenciar el consumo preferente, que es seguro, de la fecha de caducidad, que una vez superada, representa un serio riesgo para la salud.